El cuerpo de un marine es encontrado muerto en un bosque después de 11 años. Las pruebas dirigen al equipo del NCIS hasta Celia, una prostituta que ahora cumple condena por otros asesinatos. McGee acude a la prisión en la que se encuentra para conseguir una confesión, pero un motín lo convierte en rehén y le coloca en el punto de mira de las reclusas.