Nacido en la bella Tenochtitlán. Fernando creció en el barrio de Xochimilco, al sur de la ciudad. A los dos años de edad se cayó de un carrito de supermercado, creando un sonido terrorífico cuando su cabeza golpeó el suelo. Yolanda, su madre, compara el sonido con una maceta cayendo de un tercer piso. Desde entonces Fernando ha sido “especial”, dice su madre. A los quince años, con una sensibilidad infernal, Fernando quería ser físico teórico o un vago viviendo en una camioneta; y mientras decidía, se entretenía haciendo experimentos con cámaras de mini DV, utilizando a sus amigos como actores y editando en la computadora de su padre, quien hacía extensas películas documentales sobre sus viajes familiares. A los 17 fue contratado para crear contenido por una casa productora, donde descubrió su amor profundo por el proceso de creación audiovisual. Desde entonces, Fernando ha creado videos compulsivamente.