Nuestros días más felices
Agatha y Leónidas mantienen una relación madre-hijo un tanto absorbente: Agatha nunca volvió a enamorarse y Leónidas no se anima a construir una vida fuera de las puertas de la casa familiar. De un día para otro, Agatha despierta en un cuerpo de niña: es ella, pero con ocho años de edad. La única solución posible tras haber cortado todo vínculo con el exterior por temor a dar explicaciones, será llamar a Elisa, la hija mayor de Agatha, quien a pesar de haberse independizado hace tiempo, volverá al lecho materno a reparar heridas que quedaron abiertas.