Elaborado completamente a partir de imágenes de archivo tomadas de noticiarios y reportes oficiales, el ejercicio Oscar Campo de resignificación de la realidad falsamente objetivada por el poder pone en evidencia precisamente lo deliberado o premeditado de cada acto comunicativo. Sin embargo, no es este el fin último de su trabajo, sino a través de la desmitificación de los discursos totalizantes hacer una exploración acerca del lugar del ser humano, y más precisamente del frágil cuerpo humano, dentro del maremágnum de violencias tanto reales como discursivas que lo azotan. Se hace entonces evidente cómo las huellas de esta guerra colombiana librada en aras de la justificación y concentración del poder se marcan a fuego sobre el cuerpo físico y psíquico de cada individuo, transformado sin remedio en una víctima sin rostro, sin historia.