En enero de 1961 el panorama internacional se vio alterado por el secuestro, en aguas del mar Caribe, del buque insignia de la marina comercial portuguesa, el trasatlántico Santa María, perteneciente a la Compañía Colonial de Navegación, que unía la península Ibérica con Centroamérica y Venezuela. Era la primera vez en la historia que se producía un secuestro político de un navío de este tamaño, con unas mil personas a bordo, y terminó implicando a varios gobiernos, incluido el de los Estados Unidos.