Ana Luisa es soltera: lleva 30 años levantándose temprano para abrir la peluquería ubicada en el living de su casa. Tato es casada: lleva 40 años levantándose aún mas temprano para ir al barrio Brasil y atender la peluquería de Ana Luisa. Peinados y cortes, es lo único que queda para ofrecer. La peluquería es su refugio en medio de un barrio que rejuveneció demasiado para los ojos de ellas. Entre quienes las visitan está Aurora, una ahijada que le ofrece a Ana Luisa una oportunidad para tratar de reactivar el negocio, el plan es simple: ella confecciona unos volantes para que los repartan en la plaza. Ana Luisa no ve el sentido de intentar algo así, Tato cree que no se pierde nada. En algo están de acuerdo: repartirlos significará aceptar a quien quiera ir por un corte, incluso a los jóvenes que según ellas maltratan el barrio.