La originalidad de filmografía de Leonardo Favio se revela en cada plano, en la construcción de los personajes y atmósferas. Con pasión, el realizador retrató a una galería de seres excepcionales, tanto reales (Perón, sinfonía de un sentimiento y Juan Moreira) como ficticios (Aniceto), a los que dotó de una empatía nunca antes vista en el cine argentino.