Un muchacho de campo ama a la hija de su patrón y padrino. Un ingeniero que viene de la ciudad se interesa en la joven quien le corresponde en contra de su voluntad. Triunfa “el hechizo del trigal” con toda la chilenidad inherente: hay cuecas, rodeos, paseos campestres, esquinazos, discursos de sobremesa y todo el artificio imaginable para hacer de ésta una fiesta “muy chilena”.