Porque hay cosas que nunca se olvidan
Nápoles, 1950. Cuatro niños que juegan al fútbol, pero el balón se cae en el patio de la casa de una vieja mala, que les retiene el balón para que no jueguen más. La venganza será terrible... "Porque hay cosas que nunca se olvidan", del director argentino nacido en Buenos Aires Lucas Figueroa, ha entrado en el Libro Guinness de los récords como el más premiado de la historia, al recibir casi 300 premios en distintos festivales a lo largo de dos años. Aunque es de financiación plenamente española, el corto fue rodado en italiano con actores italianos. (FILMAFFINITY)