Es pecado... pero me gusta
Fabrizio contrata los servicios de una prostituta para que simule ser su esposa y lo acompañe a pasar un fin de semana en la casa de campo de un amigo.También ha sido invitado un importante funcionario del Ministerio de Sanidad, de quien depende la aprobación de un nuevo medicamento de dudosa eficacia, cuya patente pertenece a Fabrizio. Éste espera que el funcionario, atraído por Lola, firme la autorización del medicamento. El fin de semana resulta más complicado de lo previsto, y las infidelidades conyugales se suceden en cadena.