Tras la reciente muerte de su madre, Pascual es internado en una residencia psiquiátrica. Este nuevo espacio es sólo un lugar de paso para Pascual, porque vive en la certeza de que Gerardo, su hermano mayor, va a venir a buscarlo. A medida que la llegada de Gerardo se retrasa, Pascual comienza a rendirse al día a día. En uno de los ejercicios terapéuticos, Pascual conoce a Leila, una veterana residente con la que iniciará una inocente relación. Una serie de emociones nunca vividas anteriormente harán que Pascual comience a dudar de que la residencia sea sólo un lugar de paso.