Juan XXIII: El Papa de la paz
En 1958, tras la muerte de Pío XII, el anciano Cardenal Angelo Roncalli, Patriarca de Venecia, viaja a Roma para participar en el cónclave que debe elegir al nuevo Papa, cónclave dominado por toda clase de maniobras políticas. En efecto, una vez en el Vaticano, Roncalli asiste atónito al enconado enfrentamiento entre las distintas facciones eclesiásticas. Durante el cónclave se van desvelando aspectos extraordinarios del pasado del viejo cardenal: su apoyo espiritual y económico a un grupo de trabajadores en huelga, cuando todavía era un joven sacerdote; su ayuda a los cristianos ortodoxos de Bulgaria, cuando estuvo destinado en ese país; sus hábiles negociaciones con el embajador nazi de Estambul para salvar un tren de prisioneros judíos, cuando era diplomático del Vaticano en Turquía; sus finas dotes diplomáticas para evitar que De Gaulle repudiase a treinta obispos que habían apoyado el régimen de Vichy.