En un rincón perdido de Siberia, los hombres creen en chamanes, exorcistas, nuevos Mesías y en una leyenda que habla de un lago cuyas profundidades dejan escapar el sonido de las campanas de una catedral. Según esta leyenda, hace siglos, la ciudad de Kitesh, amenazada por una invasión mongola, fue salvada por Dios que hizo que el lago Swetloyar engullera a sus enemigos. Este documental causó cierta polémica en Rusia por presentar Siberia como una región de cultura profundamente primitiva y dominada por las supersticiones y la mística.