El nombre de la película proviene de una pieza del extraordinario compositor alemán Dieter Schnebel, obra interpretada fragmentariamente acá, junto con otra titulada für stimmen (... missa est). Quienes cantan son los miembros del colectivo PHØNIX16. El plano vertical y contraído elegido por Hartmann está dividido en ocho cuadros donde aparecen los músicos desplazándose de lugar y retirándose inesperadamente. Si las dos obras solamente se escucharan, podría imponerse una atmósfera solemne por el mero hecho de que la irregularidad melódica y rítmica doblega el fácil entendimiento por lo inhabitual de la propuesta. Pero Hartmann no lo permite e introduce una inesperada dosis humorística, incorporando sorpresas varias que implican movimientos y gestos heterodoxos en los músicos y apariciones de otra naturaleza capaces de conjurar cualquier hermetismo característico de propuestas estéticas de esta índole. (Roger Koza)
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